En pocas palabras, un Papá es una Madre.
Es el ejemplo y presencia eterna en el corazón de nuestros hijos....
Un papá, lo que se llama papá, es una
combinación extraña de razón y
sentimiento.
Es aquel que sabe orientar y exigir, pero
al mismo tiempo sabe amar.
Es aquel que al minuto de haber
regañado con severidad, sonríe y guiña el
ojo con ternura.
Es el que sabe decir no cuando es lo
justo y sabe decir si cuando es lo
conveniente.
Un papá zapatea duro cuando cumple su
deber y anda de puntillas en la noche
cobijando nalguitas y cuerpecitos fríos.
Un buen papá es el que después, de una
dura jornada de trabajo, al llegar a casa
abraza a sus hijos y se vuelve un niño
jugando can ellos.
Un papá es aquel hombre que genera
vida, que acompaña y da seguridad
ofreciendo una mano firme.
Un papá es un higo que parece duro y
espinoso por fuera pero es puro y dulce
en su interior.
Un papá es un director de orquesta, es el
constructor de un nido, es el maestro de
la escuela de la vida.
Un papá es ante todo un hombre con
corazón, que sabe señalar el horizonte
con optimismo y confianza.
Un papá, un verdadero papá, tiene
mucho de mamá, aunque tenga fortaleza
de varón inquebrantable.
Un papá es refugio seguro para el hijo
que llora y sufre…un papá es aquel que
sabe escuchar y alentar a los hijos en las
derrotas de la vida.
A los papás se les dedica un día en el
año, pero ellos dan todos los días para
los suyos.
Son generosos por naturaleza, por
voluntad y por amor. Además, un papá
nunca muere, simplemete se esfuma para
continuar mandando en su recuerdo con
sus enseñanzas.
Los papás, son arriesgados, decididos,
comprometidos y tenaces.
La vida de los hijos transcurre felizmente
a la sombra de un buen papá, como el
amigo y confidente que refleja la ternura,
la bondad y el amor...
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