lunes, 23 de junio de 2014

El tiempo de los abuelos.

Ser abuelo constituye una forma contundente
de comprender el paso del tiempo,
de aceptar la edad y la esperable vejez.
Lejos de apenarse, sienten que los nietos
significan que es posible la inmortalidad.
Porque al ampliar la familia,
ellos prolongan los rasgos, los gestos:
extienden la vida,y, se ilusionan.
Como suelen no ver bien,
usan los ojos para otras cosas.
La mayoría tiene las manos suaves
y aprendieron que un abrazo
enseña más que toda una biblioteca.
Los abuelos tienen el tiempo
que se les perdió a los padres;
y de alguna manera pudieron recuperar
el que les faltó a los hijos.
Leen libros sin apuro o cuentan historias
de cuando ellos eran chicos.
Los abuelos construyen infancias,
en silencio y cada día.

Son incomparables cómplices de secretos.
Malcrían profesionalmente porque
no tienen que dar cuenta a nadie de sus actos.
Consideran, con autoridad, que la memoria
es la capacidad de olvidar algunas cosas.
Por eso no recuerdan que las mismas gracias
de sus nietos las hicieron sus hijos.
Pero entonces, no las veían, de
tan preocupados que estaban por educarlos.
¡ Algunos todavía saben jugar
a cosas que no se enchufan !
Son personas expertas en disolver angustias
cuando, el nieto siente que el mundo se derrumba.
La comida que ellos sirven es la más rica;
¡ incluso la comprada !

Los abuelos huelen siempre a abuelo.
No es por el perfume que usan, ellos son así.
¿O no recordamos su aroma para siempre?
Los chicos que tienen abuelos
están mucho más cerca de la felicidad.
Finalmente,y para que sepan los descreídos
Los abuelos nunca mueren,
¡sólo se hacen invisibles !



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