Una mamá nos compartio que estando en la cama con su hijo de cinco años le dijo: -“Mamita, cómo hueles de rico”.
-“Pero mi amor, a qué puedo oler si no uso lociones, ni perfumes, ni cremas? Con seguridad no huelo a nada”.
-“Te equivocas, mamita, hueles rico, “hueles a mamá”, me contesta sonriente.
Esta respuesta me llena de emoción y me hace pensar: Es una respuesta linda, llena de amor y de ternura.
HUELES A MAMÁ, yo nunca había pensado en ese olor, no lo había llamado así, nunca supe definirlo, pero ahora sé que mi madre huele dulcemente a mamá.
HUELES A MAMÁ, cuando estás llena de ternura, de amor de cariño. de comprensión.
HUELES A MAMÁ , cuando juegas con tus hijos sin importarte qué pasó con tu arreglo. Cuando con ellos vuelves a ser niña y compartes el yoyo, la pelota y la muñeca.
HUELES A MAMÁ, cuando con ellos cantas y cuentas cuentos. Cuando escuchas sus quejas y oyes sus problemas.
HUELES A MAMÁ, cuando encuentras palabras adecuadas en sus momentos tristes.
HUELES A MAMÁ, cuando les dedicas todo tu tiempo cuando están enfermos.
HUELES A MAMÁ, cuando les permites invitar a sus amigos, sin preocuparte cómo te dejan la casa.
HUELES A MAMÁ, cuando soportas sus chanzas pesadas, cuando les hablas de su deporte favorito así tú no entiendas nada.
HUELES A MAMÁ, cuando les reprendes a tiempo e impones una disciplina dulce pero firme.
HUELES A MAMÁ, cuando sabes decir SÍ y cuando sabes decir NO.
HUELES A MAMÁ, cuando te afanas y preocupas por sus estudios.
HUELES A MAMÁ, cuando procuras mejorar y aprender a ser mamá las veinticuatro horas del día.
Ojalá todas las mamás tuvieran siempre ese hermoso y dulce “OLOR A MAMA"
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