Ha llegado a mi puerta un Ángel disfrazado de dolor.
Después del almuerzo, preguntaron los discípulos al Maestro:
¿Como lidiar con las fatalidades de la vida? ¿Con aquellas cosas que llegan de improvisto para trastornar nuestra paz, como enfermedades y amenazas?
-"Imaginen que aquello en lo que creen (Llamenle destino, Dios o como gusten) toca a su puerta y al abrir ven un hediondo pordiosero y una voz externa que les dice: He aquí tu karma, no podrás evitarlo y mucho menos destruirlo. Ustedes le preguntan, al mismo tiempo que cierran la puerta ¿Porqué? ¿Que he hecho para merecer tal castigo?, pero no reciben respuesta, asomándose afuera ven que el pordiosero sigue ahí, llenando de putrefacto olor el ambiente, además no oye y no se mueve.
Llega la noche y cuanta gente pasa por su casa percibe el olor y su enojo aumenta, hablando de injusticia esperan el día de mañana y al amanecer el hombre sigue ahí, intentan correrlo, empujarlo, taparlo y... sigue ahí.
Pasados dos días y ante la molestia de propios y ajenos, de mala gana lo llevas al interior y observas que no es un monstruo, tan solo un descuidado ser, a fuerza del insoportable olor, lo bañas y perfumas, entonces cambia su aspecto y como lo ves, si no lo alimentas se queja y por no oir sus lamentos lo haces, al tiempo por no batallar le enseñas a hacerlo por si mismo.
Pasan horas y días, hasta que un día llegando a casa, te das cuenta de lo mucho que ha cambiado y te ha cambiado, ya no te desagrada y se ha convertido en tu agradecido y fiel servidor, empiezas a tomarle cariño desprovisto de tu enojo, hasta que un día y transformado, sin avisar... se va.
De la misma manera, se tratan los karmas, "no podrás evitarlos y mucho menos destruirlos" pero has aprendido a "transformarlos".
No hay amenaza mayor que el no querer aprender de ellos, que negarse a atenderlos, han llegado para transformarte, si no hay entrega, no se van, si no hay amor, no se transmutan y no lograrán cambiarte y es a eso a lo que han venido, deberás no solo pasar la prueba, deberás sobre-pasarla saliendo ileso".
"Ama tu pena y tu dolor, pero nunca con sacrificio o pesar, las penas vestidas de fatalidad se desvanecen cuando se limpian en amor, en realidad no habrán venido a dañarte, han llegado para despertarte, esa ley rige todos los karmas, tan sabia y purificante como ineludible".
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