Algunas son repentinas y violentas, pero de corta duración. Hay otras tormentas que persisten con el tiempo.
¿Sabés en qué tipo de tormenta te encontrás? ¿Querés cambiar tu situación actual?
Transformá en acción el consejo bíblico. Primero despertá a Jesús. Cuanto más rápido pidas ayuda, más pronto terminará la tormenta. Levantá tu oración con fe. No te detengas hasta obtener la respuesta y vas a ver como la tranquilidad de Dios viene a tu atribulada alma.
(Mt. 8:23-27; 14:22-23).
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