Hay todo tipo de días, todo tipo de momentos. Están los lindos, los feos, los rápidos, los lentos.
Cuando te toquen esos días en los que todo se ve negro, date permiso para estar mal, date permiso y no hagas esfuerzo, a esos días hay que darles su momento. Resistirlos no es beneficioso y solo los hace cruentos.
Podes enojarte, podes gritar a los cuatro vientos, incluso date permiso para un momento de abatimiento. Pero nunca te olvides de esa palabra, momento.
Como todo en la vida, los malos ratos también tienen su tiempo. Y duran ese lapso que te lleva recuperarte, encontrar ese escalón que te deja ver donde soplan otros vientos.
La adversidad suele ser sorpresiva, aparece justo ahí cuando no la esperabas, cuando no parecía. A veces el golpe es duro, o el impacto paraliza. Date permiso y quedate quieto por un rato, no pasa nada, es una quietud relativa.
Y cuando estés listo volvé a levantarte, parate bien firme y piza bien fuerte. El primer paso es determinante porque de eso se trata la vida, de caer y levantarse de seguir el camino que tiene una sola dirección y es hacia adelante.
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