sábado, 30 de julio de 2016

Él guerrero sabe lo que es ganar y perder.


Cuando no sepas qué hacer, cuéntale bajito al corazón tus penas, que él entre susurros y silencios, acunará tus tristezas. Te dirá que estás solo, mas no debes angustiarte, aún en el aparente desamparo, eres el maestro y el aprendiz. Que no te tiente robar la luz de otras lámparas para encender la tuya, no hay nada cómo sentir el calor que posee la llama propia; ¡enciéndela! Que no te avergüence pedir ayuda cuando realmente lo necesites, pero no para que caminen por ti, sino para tener un hombro en el cual reposar tus batallas. Entonces, cuando estés realmente solo, aprenderás a ser fuerte y flexible a la vez, para saber diferenciar tus talentos y tus dones de la mediocridad. Nunca se te olvide, caminante de esta y otras existencias, que la verdadera humildad radica en saber callar a tiempo cuando tu garganta quiere explotar en llanto, que el fango contiene las semillas de tu flor y que tú eres la flor. Nadie te tirará una soga para que te salves, esta es tu lucha, sólo tuya, debes estar preparado. Y al final, tal vez cuando lo decidas, el sol iluminará tu rostro para bendecirte; la luz se disfruta más, luego de haber permanecido a oscuras; no desfallezcas, que tus pies sigan dejando huella para que nadie te olvide, para que nunca ignores lo importante que eres. Ahora, cuéntale al alba cuáles son tus miedos, tus heridas y las causas de tus lágrimas, que ella te confesará que pertenecen a tu ego, pero tú no eres eso. Que no hay alma que no comprenda que tan solo Es, que no hay luna que no sepa que siempre fue y será, que no hay mañana que no entienda que es una oportunidad. Finalmente un día sin saber cómo ni cuándo, despertarás distinto, amarás tus aciertos y errores, lo que ves y no puedes ver de ti y de los demás, necesitarás menos, juzgar no estará dentro de tu vocabulario y seguirás estando solo pero sabrás que fue necesario y entonces seleccionaras con amor a los que pertenecerán por siempre a tu vida. Porque el guerrero sabe lo que es ganar y perder y estas dos palabras se entremezclarán todo el tiempo y hasta lo distraerán, pero habrá algo que jamás olvidará y eso es lo que debe descubrir. Desenmarañar la madeja, quitarse las vendas, aprender a caminar sin apoyos, dejar caer las máscaras, quitarse la ropa vieja, sacar a relucir las propias sombras, quedar desnudo frente a si mismo. ¡Qué miedo! ¡cuánta libertad!





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