domingo, 31 de julio de 2016

ENTRE EL CIELO Y EL INFIERNO.


Una antigua leyenda judía, recogida por Irvin D. Yalom, narra cómo un día hablaban el Señor y un rabino sobre el cielo y el infierno y el Señor decidió mostrarle ambos.
Llegaron al infierno y al principio el rabino no podía entender la escena que sus ojos veían. Había en el centro de una gran sala una mesa llena de los más exquisitos manjares, eran espléndidos para la vista y se adivinaban exquisitos para el paladar. Alrededor de la mesa se veían unas personas con aspecto famélico y desfallecido que llevaban en la mano una larga, larguísima, cuchara con la que podían alcanzar hasta las viandas más alejadas. ¿Por qué, entonces, ese aspecto tan macilento? 
Fijando su atención aún más, el rabino comprendió el motivo: el tamaño de las cucharas era suficiente para llegar hasta la comida y para cogerla pero era excesivo a la hora de girar el brazo y llevársela a la boca.

Luego condujo al rabino al cielo y éste se llevó una gran sorpresa cuando observó que la escena que allí se vivía era muy parecida a la que había visto en el infierno, pero con una diferencia: aquí las personas que estaban sentadas alrededor de la mesa eran personas saludables, que sonreían mientras degustaban con placer aquellos alimentos tan bien dispuestos. 
Las cucharas tenían las mismas dimensiones que las que tenían los comensales del infierno, pero aquí había una diferencia: las personas habían aprendido a darse de comer unas a otras.




sábado, 30 de julio de 2016

TRES CONSEJOS QUE PUEDEN CAMBIAR TU VIDA.


Antes de pedir, veamos que podemos dar, antes de sufrir comencemos por entender, antes de desistir, aceptemos lo que nos lleva a crecer.
ASÚMETE SOLO, nacemos y morimos solos, así entonces, disfruta de cualquier compañía, y valórala mientras dure, no puedes encadenar a nadie a tu vida, ni a tus padres, ni a tu pareja, ni a tus hijos, cada quien transitará solo su camino y solo es responsable del mismo, eso no implica que seas egoísta, menos indiferente, pero no podrás salvar a nadie cuando no es su momento, ni pretender que alguien lo haga por ti, la mejor manera es siempre con el ejemplo es mostrando y compartiendo, como una vela encendida, que no podrá iluminar los caminos ajenos, pero su flama si puede servir para que otras velas tomen de ahí su luz, respeta la libertad ajena y honra la tuya, estudiamos y nos enseñan de chicos para ejercer, de nada sirve postergar el momento, madurar es hacerse cargo de si mismos.

NADIE TIENE PORQUE QUERERTE, y ésto es muy importante, el cariño depende más de convivencia y de la empatía, que de vinculos familiares, que alguien te quiera es un honor y te lo habrás ganado, pero no quererte es un derecho también de cualquier alma, asi como no lastimarte. Hay etapas del viaje que nos hacen coincidir y aprender del amor, que a fin de cuentas es cuidado y libertad y muchas veces deja de ser necesario para tu avance estacionarte en un vínculo, la gente confunde el cariño con una prisión y el único amor que sirve a propios y ajenos es el amor que te deja libre, el que respeta tus elecciones, el que se brinda por elección que no por obligación. El amor nunca falla, es uno quien le falta a ese hermoso sentimiento, ama sin interes, sin restricción, con agradecimiento y déjate amar de la misma manera. No busques que te quieran, derrama el amor que produces donde quiera que vayas, siembra y la correspondencia llegará por añadidura.
NUNCA TE TOMES NADA A TITULO PERSONAL, el hombre apenas es consiente de lo que le pasa a si mismo y en eso centrará su búsqueda, piensa cuantas veces has ofendido a alguien sin esa intención, o has avanzado sin pensar en quien dejabas atrás, no pensabas en hacer daño, estabas pensando en tí y los demás pueden hacer lo mismo, asi entonces pasa con muchas aparentes ofensas hacia tu persona, cada uno es protagonista de su propia historia y la mayoría de las veces desconoce de fondo las circunstancias ajenas, una gran cantidad de hechos son motivadas por las circunstancias y no a titulo personal, y aunque asi lo consideres, sabrás que quien es feliz, solo piensa en compartir su felicidad, quien te haya hecho daño, es porque estaba sufriendo y no pensó en ti, pensaba en su propio dolor o frustración. No le des a nadie el privilegio de alterar tu paz, perdona, comprende y aléjate si es necesario, preocupate siempre por tu propia felicidad y por no perjudicar a nadie en tus estados alterados.




Él guerrero sabe lo que es ganar y perder.


Cuando no sepas qué hacer, cuéntale bajito al corazón tus penas, que él entre susurros y silencios, acunará tus tristezas. Te dirá que estás solo, mas no debes angustiarte, aún en el aparente desamparo, eres el maestro y el aprendiz. Que no te tiente robar la luz de otras lámparas para encender la tuya, no hay nada cómo sentir el calor que posee la llama propia; ¡enciéndela! Que no te avergüence pedir ayuda cuando realmente lo necesites, pero no para que caminen por ti, sino para tener un hombro en el cual reposar tus batallas. Entonces, cuando estés realmente solo, aprenderás a ser fuerte y flexible a la vez, para saber diferenciar tus talentos y tus dones de la mediocridad. Nunca se te olvide, caminante de esta y otras existencias, que la verdadera humildad radica en saber callar a tiempo cuando tu garganta quiere explotar en llanto, que el fango contiene las semillas de tu flor y que tú eres la flor. Nadie te tirará una soga para que te salves, esta es tu lucha, sólo tuya, debes estar preparado. Y al final, tal vez cuando lo decidas, el sol iluminará tu rostro para bendecirte; la luz se disfruta más, luego de haber permanecido a oscuras; no desfallezcas, que tus pies sigan dejando huella para que nadie te olvide, para que nunca ignores lo importante que eres. Ahora, cuéntale al alba cuáles son tus miedos, tus heridas y las causas de tus lágrimas, que ella te confesará que pertenecen a tu ego, pero tú no eres eso. Que no hay alma que no comprenda que tan solo Es, que no hay luna que no sepa que siempre fue y será, que no hay mañana que no entienda que es una oportunidad. Finalmente un día sin saber cómo ni cuándo, despertarás distinto, amarás tus aciertos y errores, lo que ves y no puedes ver de ti y de los demás, necesitarás menos, juzgar no estará dentro de tu vocabulario y seguirás estando solo pero sabrás que fue necesario y entonces seleccionaras con amor a los que pertenecerán por siempre a tu vida. Porque el guerrero sabe lo que es ganar y perder y estas dos palabras se entremezclarán todo el tiempo y hasta lo distraerán, pero habrá algo que jamás olvidará y eso es lo que debe descubrir. Desenmarañar la madeja, quitarse las vendas, aprender a caminar sin apoyos, dejar caer las máscaras, quitarse la ropa vieja, sacar a relucir las propias sombras, quedar desnudo frente a si mismo. ¡Qué miedo! ¡cuánta libertad!





viernes, 29 de julio de 2016

TE AMO BEBE,


No. Los bebés no son como nos lo contaron. A los bebés no les gusta dormir en cuna. Rodeados de barrotes. Presos en una jaula. No. Los bebés quieren dormir junto al cuerpo de su mami, calentitos, seguros, amparados, amados, tocados.
No. Los recién nacidos no quieren siquiera estar en posición horizontal. Quieren dormir en tu pecho, en vertical, meciéndose al arrullo de tu corazón. En horizontal su digestión se ralentiza, vomitan, buchean, cogen cólicos, se asustan, se sienten vulnerables.
No. Los bebés no se acostumbran a los brazos: ya nacen acostumbrados. Desde el principio saben bien lo que es bueno.
No. Los bebés no duermen toda la noche. Se despiertan a cada rato. Para comer y para no comer. Para comprobar que estás a su lado y que los estás cuidando. Para asegurarse de tu presencia, que es su seguridad. Para tocarte y olerte.
No. Los bebés no quieren estar solos. No quieren perderte de vista ni un minuto, quieren estar junto a ti, en el centro de la vida.
No. Los bebés no quieren jugar solos en una tina. Quieren jugar contigo, sonreír, ser atendidos, treparte por encima, gatear por el salón.

No. Los bebés no quieren tomar leche de otra especie. Quieren leche de la suya, de la que sabe a mamá.
No. Los bebés no quieren chupar todo el día un trozo de plástico. Quieren chupar tus pechos, sus manitas, tus dedos… piel humana.
No, los bebés no quieren que los vistas, ni que les pongas tejidos que pinchan, pendientes en las orejas, ropas apretadas, cintas, encajes y otras cosas molestas. Quieren estar desnudos, correr sin zapatos, disfrutar del tacto de la naturaleza en su piel, del piel con piel... contigo.
No. Los bebés no quieren estar quietos. Quieren que te muevas, que los mezas, los arrulles, que andes y pasees, y los lleves contigo. En cuanto pueden, quieren gatear, correr, saltar, explorar, llegar a todas partes…
Sí. Los bebés son curiosos por naturaleza. Quieren y deben tocarlo todo. Incluidas esas cosas que más tú tocas: los mandos, los relojes, los teléfonos, los equipos informáticos…Su riqueza sensorial se desarrolla a partir de ahí.
No. Los bebés aprenden lo que viven. Si siempre oyen “no”, pronto a todo te dirán no. Si a todo tienes miedo, pronto tendrán miedo a todo.
No. Los bebés no son alto-demandantes. Somos nosotros los bajo-tolerantes, los bajo-pacientes, los bajo-disponibles, los bajo-respondedores.
No. Los bebés no quieren que los dejes. Quieren ir contigo a todas partes, eres su ejemplo, su seguridad, su referente, su único universo.
Te guste o no te guste, así son los bebés humanos, primates, mamíferos. Si quieres comprobarlo, tan solo ten uno. Ninguna otra especie desconoce y putea tanto a sus propias crías. Si queremos un mundo un poquito más humano, bien haríamos en comprenderlo.
No son como nos lo contaron. Son infinitamente mejores y más inteligentes. Cualquiera que ve a estas crías diría: ¡qué especie tan avanzada! ¿Y cómo se convirtieron en lo que hay? ...




Esparzamos semillas de bien...!!


Imagínese usted un pueblo muy pequeño donde hay una señora vieja que tiene dos hijos, uno de 17 y una hija de 14. Está sirviéndoles el desayuno y tiene una expresión de preocupación. Los hijos le preguntan qué le pasa y ella les responde:
- No sé, pero he amanecido con el presentimiento de que algo muy grave va a sucederle a este pueblo.
El hijo se va a jugar al billar, y en el momento en que va a tirar una carambola sencillísima, el otro jugador le dice:
- Te apuesto un peso a que no la haces.
Todos se ríen. Él se ríe. Tira la carambola y no la hace. Paga su peso y todos le preguntan qué pasó, si era una carambola sencilla Y él contesta: 
- Es cierto, pero me ha quedado la preocupación de una cosa que me dijo mi madre esta mañana sobre algo grave que va a suceder a este pueblo.
Todos se ríen de él, y el que se ha ganado su peso regresa a su casa, donde está con su mamá, o una nieta o en fin, cualquier pariente, feliz con su peso dice y comenta:
- Le gané este peso a Dámaso en la forma más sencilla porque es un tonto.
- ¿Y por qué es un tonto?
- Porque no pudo hacer una carambola sencillísima estorbado con la idea de que su mamá amaneció hoy con la idea de que algo muy grave va a suceder en este pueblo.
Y su madre le dice:
- No te burles de los presentimientos de los viejos porque a veces salen.
Una pariente oye esto y va a comprar carne. Ella le dice al carnicero:
- Deme un kilo de carne", y en el momento que la está cortando, le dice: Mejor córteme dos, porque andan diciendo que algo grave va a pasar y lo mejor es estar preparado.
El carnicero despacha su carne y cuando llega otra señora a comprar un kilo de carne, le dice:
- Mejor lleve dos porque hasta aquí llega la gente diciendo que algo muy grave va a pasar, y se están preparando y comprando cosas.
Entonces la vieja responde:

- Tengo varios hijos, mejor deme cuatro kilos...
Se lleva los cuatro kilos, y para no hacer largo el cuento, diré que el carnicero en media hora agota la carne, mata a otra vaca, se vende toda y se va esparciendo el rumor.
Llega el momento en que todo el mundo en el pueblo, está esperando que pase algo. Se paralizan las actividades y de pronto a las dos de la tarde alguien dice:
- ¿Se ha dado cuenta del calor que está haciendo?
- ¡Pero si en este pueblo siempre ha hecho calor!
- Sin embargo -dice uno-, a esta hora nunca ha hecho tanto calor.
- Pero a las dos de la tarde es cuando hace más calor.
- Sí, pero no tanto calor como ahora.
Al pueblo desierto, a la plaza desierta, baja de pronto un pajarito y se corre la voz:
- Hay un pajarito en la plaza.
Y viene todo el mundo espantado a ver el pajarito.
- Pero señores, siempre ha habido pajaritos que bajan.
- Sí, pero nunca a esta hora.
Llega un momento de tal tensión para los habitantes del pueblo, que todos están desesperados por irse y no tienen el valor de hacerlo.
- Yo sí soy muy macho -grita uno-. Yo me voy.
Agarra sus muebles, sus hijos, sus animales, los mete en una carreta y atraviesa la calle central donde todo el pueblo lo ve. Hasta que todos dicen:
- Si este se atreve, pues nosotros también nos vamos.
Y empiezan a desmantelar literalmente el pueblo. Se llevan las cosas, los animales, todo.
Y uno de los últimos que abandona el pueblo, dice:
- Que no venga la desgracia a caer sobre lo que queda de nuestra casa.
Y entonces la incendia y otros incendian también sus casas.
Huyen en un tremendo y verdadero pánico, como en un éxodo de guerra, y en medio de ellos va la señora que tuvo el presagio, le dice a su hijo que está a su lado:
- ¿Vistes mi hijo, que algo muy grave iba a suceder en este pueblo?"
Esto se llama la profecía auto cumplida.
~ (Gabriel García Marquez)




La Roca.


Un hombre dormía en su cabaña cuando de repente una luz iluminó la habitación y apareció Dios.

El Señor le dijo que tenía un trabajo para él y le enseñó una gran roca frente a la cabaña Le explicó que debía empujar la piedra con todas sus fuerzas El hombre hizo lo que el Señor le pidió, día tras día. Por muchos años, desde que salía el sol hasta el ocaso, el hombre empujaba la fría piedra con todas sus fuerzas… y esta no se movía, todas las noches el hombre regresaba a su cabaña muy cansado y sintiendo que todos sus esfuerzos eran en vano

Como el hombre empezó a sentirse frustrado, Satanás decidió entrar en el juego trayendo pensamientos a su mente :

“Has estado empujando esa roca por mucho tiempo, y no se ha movido” Le dio al hombre la impresión que la tarea que le había sido encomendada era imposible de realizar y que él era un fracaso, estos pensamientos incrementaron su sentimiento de frustración y desilusión

Satanás le dijo: “¿Por qué esforzarte todo el día en esta tarea imposible? Solo haz un mínimo esfuerzo y será suficiente”

El hombre pensó en poner en práctica esto pero antes decidió elevar una oración al Señor y confesarle sus sentimientos:

“Señor, he trabajado duro por mucho tiempo a tu servicio. He empleado toda mi fuerza para conseguir lo que me pediste, pero aún así, no he podido mover la roca ni un milímetro. ¿Qué pasa?, ¿Por qué he fracasado?”

El Señor le respondió con compasión: “Querido hijo, cuando te pedí que me sirvieras y tu aceptaste, te dije que tu tarea era empujar contra la roca con todas tus fuerzas, y lo has hecho. Nunca dije que esperaba que la movieras, tu tarea era empujar. Ahora vienes a mi sin fuerzas a decirme que has fracasado, pero, ¿en realidad fracasaste?

Mírate ahora, tus brazos están fuertes y musculosos, tu espalda fuerte y bronceada, tus manos callosas por la constante presión, tus piernas se han vuelto duras.


A pesar de la adversidad has crecido mucho y tus habilidades ahora son mayores que las que tuviste alguna vez. Cierto, no has movido la roca, pero tu misión era ser obediente y empujar para ejercitar tu Fe en mi. Eso lo has conseguido. Ahora, querido amigo, Yo Moveré La Roca”

Algunas veces, cuando escuchamos la palabra del Señor, tratamos de utilizar nuestro intelecto para descifrar su voluntad, cuando en realidad Dios solo nos pide obediencia y Fe en él Debemos ejercitar nuestra fe que mueve montañas, pero conscientes que es Dios quien al final logra moverlas.

Cuando todo parezca ir mal …
Cuando estés agotado por el trabajo …
Cuando la gente no se comporte de la manera que te parece que debería …
Cuando no tienes más dinero para pagar tus cuentas …
Cuando la gente simplemente no te comprende …
Cuando la gente simplemente no te comprende …
Cuando te sientas agotado y sin fuerzas …
SOLO EMPUJA !
En los Momentos difíciles pide ayuda al Señor y eleva una oración a Jesús para que ilumine tu mente y guíe tus pasos . Entrega tus Miedos al Señor y pídele con una oración que Jesús te ayude a encontrar el camino que te conduzca a Él.




Si eres una mujer fuerte.


Si eres una mujer fuerte
protégete de las alimañas que querrán
almorzar tu corazón.
Ellas usan todos los disfraces de los carnavales de la tierra:
se visten como culpas, como oportunidades, como precios que 
hay que pagar.
Te hurgan el alma; meten el barreno de sus miradas o sus llantos
hasta lo más profundo del magma de tu esencia
no para alumbrarse con tu fuego
sino para apagar la pasión
la erudición de tus fantasías.
Si eres una mujer fuerte
tienes que saber que el aire que te nutre
acarrea también parásitos, moscardones,
menudos insectos que buscarán alojarse en tu sangre
y nutrirse de cuanto es sólido y grande en ti.
No pierdas la compasión, pero témele a cuanto conduzca
a negarte la palabra, a esconder quién eres,
lo que te obligue a ablandarte
y te prometa un reino terrestre a cambio
de la sonrisa complaciente.
Si eres una mujer fuerte

prepárate para la batalla:
aprende a estar sola
a dormir en la más absoluta oscuridad sin miedo
a que nadie te tire sogas cuando ruja la tormenta
a nadar contra corriente.
Entrénate en los oficios de la reflexión y el intelecto
Lee, hazte el amor a ti misma, construye tu castillo
rodealo de fosos profundos
pero hazle anchas puertas y ventanas.
Es menester que cultives enormes amistades
que quienes te rodean y quieran sepan lo que eres
que te hagas un círculo de hogueras y enciendas en el centro de tu habitación
una estufa siempre ardiente donde se mantenga el hervor de tus sueños.
Si eres una mujer fuerte
protégete con palabras y árboles
e invoca la memoria de mujeres antiguas.
Haz de saber que eres un campo magnético
hacia el que viajarán aullando los clavos herrumbados
y el óxido mortal de todos los naufragios.
Ampara, pero ampárate primero
Guarda las distancias
Constrúyete. Cuídate
Atesora tu poder
Defiéndelo
Hazlo por ti
Te lo pido en nombre de todas nosotras.




La mujer de la sombra.


Había una vez, una mujer que nunca se equivocaba, nunca dudaba y jamás se sentía triste. Más de un humano común y corriente envidiaba dicha condición, pues a simple vista parecía una persona normal, nadie sabía que a aquella mujer le faltaba algo. Ella nunca se quejaba puesto que no conocía lo que era ser diferente a lo que venía siendo, aunque por las noches no podía dormir bien. Aquella mujer aparentemente feliz a la vista ordinaria, no tenía nada de lo que aprender, sus días eran rutinarios, no disfrutaba de la salida del sol, de abrazar, de hablar con alguien por el simple hecho de compartir; estaba sola. Fue entonces que decidió ir a ver a la anciana de su pueblo por primera vez, ya que nunca tuvo la necesidad de hacerlo antes. La mujer de cabello encanecido y ojos profundos como el océano, la abrazó ni bien la vio. No hizo falta decir nada, ella lo sabía todo. La tomó por las muñecas y dijo casi en un susurro:
- Por el término de tres días y tres noches completas, te regalo una sombra. Aprenderás de ella, como ella de ti. Si logras pasar los tres días, la sombra será tuya.
La mujer no sabía cómo agradecerle, estaba feliz, después de muchos años, o quizás más de lo que nunca estuvo. Así, muy contenta se fue a su casa, con el corazón latiendo presuroso dentro de su pecho. Sentía...después de tanto tiempo, sentía. Pero aquella noche, la primera luego de tantas iguales, lloró al ver la luz de la luna ingresar tímidamente por su ventana. Y pensó, "Qué tonta soy, al emocionarme por cosas tan simples". Al otro día volvió a llorar cuando alguien le dijo algo que no quería escuchar y también pensó, "Qué tonta soy al desmoronarme tan rápido, si quizás lo que me está diciendo me ayuda a mejorar". Al segundo día prefirió callar cuando uno de sus amigos le echó en cara algo que había sucedido hace mucho tiempo atrás, y pensó con tristeza "Qué tonta soy al hacerle caso a alguien que según su filtro mental, tiene aquel concepto sobre mí", pero cuando se cruzó con alguien que le puso mala cara en el colectivo, se desquitó con toda la furia. Por no hablar en su momento con aquel amigo, terminó pagando alguien que no tenía nada que ver. La mujer de la sombra recién estrenada, comenzaba a aprender y le dolía. En la noche del segundo día extrañó a alguien que no veía hace mucho tiempo y pensó, "Esto de sentir tanto me está arruinando. Antes, cuando nada sentía, la pasaba mejor". Al tercer día, mas precisamente a la mañana, recordó que cuando era pequeña se había caído al río, entonces como un torbellino infernal, supo que su miedo a entregarse provenía de aquel angustioso hecho. Volvió a pensar y esto de pensar demasiado comenzaba a atormentarla, puesto que si seguía así, tendría que replantearse muchas cosas que hasta hacía unos pocos días, cuando no tenía sombra, le pasaban inadvertido. En el crepúsculo, lloró con congoja y se asustó, nunca lo hizo, y aunque sentía como si se estuviera limpiando por dentro, quiso escapar de dicha situación. Entonces empezó a replantearse la necesidad de tener una sombra. No esperó a que terminara el tercer día, salió rápidamente al encuentro de la anciana. Quería devolverle la sombra, arrepentida ya, puesto que al parecer tenía mucho que aprender.
Cuando llegó a la casa de la anciana, ésta la estaba esperando con un té. Escuchó a la mujer con nueva sombra por casi media hora, hablando atropelladamente y casi desesperada. Quería devolverle la sombra, ya no la necesitaba, se había dado cuenta de que era un capricho, que no tenía por qué tener una sombra ya que sin ella era realmente feliz. La mujer sabia sonrió picaramente y la miró con ternura. Tras un prolongado silencio tomó la mano de la mujer que tenía delante y le dijo:
-Yo no te regalé nada que tú no tuvieras. La sombra que me quieres devolver es tuya, yo sólo la desperté. Por años la has negado, la dejaste abandonada porque no querías que nadie te hiriera. Sin embargo ella siempre estuvo esperando el momento en que la necesitaras, ya que ambas son la misma. Tú sin ella no existes y ella sin ti tampoco. Tu sombra vino a rescatarte, pero queda en ti la decisión. O la aceptas y aprendes a convivir con ella, o vuelves a esconderla. Pero ten en cuenta que la decisión que tomes tendrá consecuencias.

La mujer la miró atónita. ¿Esa era su sombra? ¿Cómo? ¿Cuándo?... No dijo una sola palabra, como si ya no le quedara ni una. Se retiró de la casa en absoluto silencio. Ya afuera, en el umbral de la puerta se detuvo, meditó unos pocos segundos sobre la decisión, respiró profundo y se fue. 
La anciana la espió por la ventana mientras la mujer se iba caminando como si la vida le pesara,desganada y ausente. Detrás iba su sombra, relegada nuevamente, a la que no se le dio tiempo de enseñarle lo suficiente. Se dio vuelta antes de volver a su cárcel, para mirar con ojos tristes a la anciana, sabiendo que el tiempo, tan sabio como ella, le volvería a dar otra oportunidad alguna vez.







jueves, 28 de julio de 2016

"EL PORRO NO HACE NADA"


(y yo me la creí)
Mi padres siempre me dijeron que la droga mata, sin embargo veía tantos chicos fumar marihuana y ninguno se moría. Pero eso sí, veía que mis amigos, cuando fumaban, empezaban a reírse y a divertirse.
Ellos te dicen: lo que mata es el cigarrillo de tabaco, por eso yo fumo marihuana. Pero yo me pregunto, ¿el faso no se hace con tabaco? Se desarma un cigarrillo, se saca el tabaco, se mezcla con marihuana y se enrolla en un papelito. O sea que igual pasa todo a los pulmones, y encima no tiene filtro como el cigarrillo de tabaco.
Ante la duda voy a preguntar si la marihuana mata, directamente a la fuente, o sea a los que fuman, y me responden que no, que son mentiras, relaja, te divierte y te sentís bárbaro.
Ante esta certeza, los padres también se dejan convencer. "Lo hacen todos, fuman en todos lados, te hace estar bien, es un pasatiempo."
Con este panorama los padres quedan sin armas: ¿cómo le voy a sacar a mi hijo esta golosina, que tanto le gusta, si lo hacen todos?
Y encima, si dicen que no, parece que estuvieran en contra de la sociedad y, si muestran su preocupación a otros padres, es probable que estos no les vuelvan a dirigir la palabra, porque el hijo de ellos se puede contagiar.
Mis amigos siguen convencidos de que fumar no te causa ningún problema, y me convencieron. Y estaba bueno, porque me gustaba hacerlo.
Aunque después empezó a haber problemas en mi casa. En mi familia me decían que no se me podía hablar, que reaccionaba mal, estaba más irritado. Es que no quería que se metieran en mis cosas, yo con la marihuana encontré la tranquilidad que necesitaba. Tenía unos problemas en el colegio que no me dejaban dormir, y con el porro estaba bien. Hasta mi novia me dejó, pero ya no me importaba nada.
Dejé de ir al Club, y estaba con los muchachos inclusive en los horarios que tenía que ir a la escuela. Mi mamá se enojaba porque a casa iba sólo a comer y a encerrarme en mi pieza.
Juan, mi amigo que nunca consumió, dice que yo sentía que estaba bárbaro, porque no me daba cuenta de la realidad. La marihuana altera lo que yo percibo o lo que capto de las cosas y veo una realidad diferente al que no fuma. Según el nivel de marihuana que tenga en mi cerebro, proyecto, vuelo, medito sobre mi vida. Me hacía unos castillos fantásticos, en el aire, pero después no concretaba nada.
Y, como es variable, cambiaba mis proyectos semana a semana, año a año, abandoné la escuela, o cada año cambié de carrera universitaria. En realidad, me costaba estudiar, me pasaba horas sobre la misma página del libro, y me costaba memorizar, empezaba a olvidarme algunas cosas.
Yo pensaba que la manejaba, que estaba más de cinco días sin fumar y no me pasaba nada. A esto, mi amigo me respondía que, como la marihuana queda depositada en el cerebro, se hace una reserva de cannabis. Entonces, siempre tenía una dosis diaria, por lo que la abstinencia o la desesperación con nerviosismo, enojo, ansiedad, sudoración, por no fumar aparecen recién como a los 10 días más o menos. Es una abstinencia física o psicológica, o sea que me desespero y tengo muchas ganas de estar con mis amigos consumidores. Si uno fuma muy seguido, se tarda como un mes en desintoxicarse totalmente. Es increíble, puedo pasar 3 semanas sin fumar, y en cambio el análisis de orina sigue dando positiva a tetrahidrocannabinoides (cannabis-marihuana).

Hoy tengo 24 años y estoy en una comunidad terapéutica. Mis padres, cansados de que yo siga "vegetando" y no concluyendo nada, me internaron. Yo me negué siempre, y decía que era mayor de edad. Ellos me plantearon que si elegía seguir con la misma vida, no me iban a mantener más. Y yo en ese momento, ¿qué trabajo iba a conseguir?, si no terminé nada! Las changas que siempre hago no me alcanzan para alquilarme nada.
Entonces, por más que esté pasado de marihuana, no soy un tonto, "como no tengo para alquilar o comer, me quedo en un centro de rehabilitación, así lo dejo tranquilos por un tiempo y después volvería a lo mismo", así lo pensé.
Al dejar el porro, empiezo a tomar más conciencia de la realidad, y cuando miro para atrás, me doy cuenta de cómo me engañé por tanto tiempo.
A veces me siento como un estúpido, infantil, que llora por su mamá o por una pequeña frustración, parece que todavía tuviera 14 años, que hubiera dejado de madurar el día que me enganché y me enamoré de la marihuana. No aprendí a resolver problemas, no aprendí de las experiencias, todo tapaba con un porrito.
Entre el alcohol y la marihuana, que me planchaban tanto, a veces tenía que enchufarme un poco con cocaína. Eso sí, a veces me asustaba, porque terminé en el hospital dado que el corazón parecía que se me salía del pecho.
Cuando entré al centro de rehabilitación no me quería quedar por que había varios chicos chapita-chapita, y yo era sólo marihuanero. Pero después supe que empezaron como yo, enamorándose del porro. Escuchaban voces (alucinaciones auditivas), hablaban solos y no coordinaban mucho lo que decían, a pesar de estar ahí desde hace varios meses sin consumir drogas. La marihuana en algunas personas desencadena una psicosis (no tener contacto con la realidad, entre otras cosas), en algunos mejora con medicación y si no fuman más marihuana y, en otros, lamentablemente no se recuperan más de su enfermedad mental, y se diagnostica una esquizofrenia.
Para entender un poco mejor empecé a leer, y supe que las drogas estimulan la liberación de una sustancia (neurotransmisor) que se llama dopamina. Esta sustancia estimula una zona del cerebro, que se llama Centro de Recompensa, dando como resultado una sensación de placer.
La persona quiere repetir esta sensación, aumentando la frecuencia y la cantidad del consumo, siendo muy difícil decir que "no" a "eso" que le da placer, y encima "lo hacen todos".
A medida que se aumenta el consumo, las neuronas se acostumbran, se van adaptando al nuevo invitado químico, produciendo cambios en sus estructuras, con el tiempo, y posteriormente se hace muy difícil o imposible dejarlo. Por eso se dice que la adicción es una enfermedad, ya que intervienen mecanismos biológicos, no sólo psicológicos y no se cura sólo con la voluntad.
El Centro de Recompensa es también estimulado por la comida, el agua, sexo, deporte, entre otras cosas. Pero el placer llega más lento que con la droga.
Esta es la propiedad mágica de la droga, que hace sentir placer inmediatamente, y cuanto más rápido se logra este efecto, más adictiva es, o sea más riesgos se corren de no querer abandonarla. Uno se enamora, se casa, y lo mas triste es que no te podes divorciar.
Creo que ese es el desafío del comercio actual, cada vez la mezclan con más sustancias raras, para hacerlas más adictivas.
Cuánto tiempo perdí por creer que la marihuana no hace nada.




miércoles, 27 de julio de 2016

EL VALIOSO TIEMPO DE LOS MADUROS.


Conté mis años y descubrí que tengo menos tiempo para vivir de aquí en adelante que el que viví hasta ahora. Me siento como aquel chico que ganó un paquete de golosinas. Las primeras las comió con agrado, pero cuando percibió que le quedaban pocas comenzó a saborearlas profundamente.
Ya no tengo tiempo para reuniones interminables, donde se discuten estatutos, normas, procedimientos y reglamentos internos, sabiendo que no se va a lograr nada. Ya no tengo tiempo para soportar a absurdas personas que, a pesar de
su edad cronológica, no han crecido. Ya no tengo tiempo para lidiar con mediocridades. No quiero estar en reuniones donde desfilan egos inflados. No tolero a maniobreros y ventajeros. Me molestan los envidiosos, que tratan de desacreditar a los más capaces para apropiarse de sus lugares, talentos y logros. Detesto, si soy testigo, de los defectos que genera la lucha por un
majestuoso cargo. Las personas no discuten contenidos, apenas los títulos. Mi tiempo es escaso como para discutir títulos. Quiero la esencia, mi alma tiene prisa, sin muchas golosinas en el paquete.
Quiero vivir al lado de gente humana, muy humana. Que sepa reír de sus errores, que no se envanezca con sus triunfos, que no huya de sus responsabilidades, que defienda la dignidad
humana y que desee tan sólo andar del lado de la verdad y la honradez. Lo esencial es lo que hace que la vida valga la pena. Quiero rodearme de gente que sepa tocar el corazón de las personas. Gente a quien los golpes duros de la vida le enseñó a crecer con toques suaves en el alma.

Sí. Tengo prisa por vivir con la intensidad que sólo la madurez puede dar. Pretendo no desperdiciar parte alguna de las golosinas que me quedan. Estoy seguro de que serán más exquisitas que las que hasta ahora he comido.
Mi meta es llegar al final satisfecho y en paz con mis seres queridos y con mi conciencia. Espero que la tuya sea la misma, porque de cualquier manera llegarás.
(Mario de Andrade).




DIARIO DE UN PERRO ABANDONADO.


1º SEMANA: ¡Hoy cumplí una semana de nacido…! Qué alegría haber llegado a este mundo.
1º MES: Mi mamá me cuida muy bien. ¡Es una madre ejemplar!
2 º MES: Hoy me separaron de mi mamá. Estaba muy inquieta, y con sus ojos me dijo adiós, esperando que mi nueva “familia humana” me cuidara también como ella.
4º MES: He crecido rápido; todo me llama la atención, hay niños en la casa que para mí son “mis hermanitos”. Somos muy inquietos, ellos me jalan la cola y yo le muerdo jugando.
5º MES: Hoy me regañaron. Mi ama se molestó porque me hice “pipi” dentro de la casa; pero nunca me han enseñado donde debo hacerlo. Además duermo en la recamara ¡Ya no me aguantaba!
8º MES: Soy un perro feliz. Tengo calor de un hogar, me siento tan seguro, tan protegido. Creo que mi familia humana me quiere y me consciente mucho. Cuando están comiendo me convidan. El patio es para mí solito y me doy vuelo excavando como mis antepasados lobos, cuando escondieron su comida. Nunca me educan, ha de estar bien todo lo que hago.
12º MES: Hoy cumplí un año. Soy un perro adulto. Mis amos dicen que crecí mucho más de lo que ellos pensaban, ¡Que orgullosos deben de sentirse de mí!
13º MES: Que mal me sentí hoy, mi “hermanito” me quitó la pelota. Yo nunca le agarro sus juguetes. Así que se la quité. Pero mis mandíbulas se han hecho muy fuertes, así que lo lastime sin querer. Después del susto me encadenaron, casi sin poderme mover, al rayo del sol. Dicen que van a tenerme en observación, y que soy ingrato. No entiendo nada de lo que pasa.
15º MES: Ya nada es igual… vivo en la azotea. Me siento muy solo… mi familia ya no me quiere. A veces se les olvida que tango hambre y sed. Cuando llueve no tengo un techo que me cobije.

16º MES: Hoy me bajaron de la azotea. De seguro mi familia me perdonó. Yo me puse tan contento, que daba saltos de gusto. Mi rabo parecía rehilete. Encima de eso, me van a llevar con ellos de paseo. Nos enfilamos hacia la carretera y de repente pararon. Abrieron la puerta y bajé feliz, creyendo que haríamos nuestro “día de campo”. No comprendo porque cerraron la puerta y se fueron ¡Oigan, esperen! Ladré… ¡Se olvidan de mí! Corrí detrás del coche con todas mis fuerzas, mi angustia crecía al darme cuenta que casi me desvanecía y ellos no se detendrían. Me habían abandonado.
17º MES: He tratado en vano de buscar el regreso a casa. Me siento solo y estoy perdido. En mi sendero hay gente de buen corazón que me ve con tristeza y me da algo de comer. Yo les agradezco con una mirada desde el fondo de mi ser. Yo quisiera que me adoptaran y sería leal como ninguno, pero solo dicen “pobre perrito”, se ha de haber perdido.
18º MES: El otro día pase por una escuela y vi muchos niños y jovencitos con mis “hermanitos”. Me acerqué, y un grupo de ellos, riéndose, me lanzaron una lluvia de piedras, a ver quien tenía mejor puntería. Una de esas piedras, me lastimó un ojo, y desde entonces ya no veo con él.
19º MES: Parece mentira, cuando estaba más bonito se compadecían más de mi. Ya estoy muy flaco; mi aspecto va cambiando. Perdí mi ojo y la gente más bien me saca a escobazos cuando pretendo echarme en una pequeña sombra.
20º MES: Casi no puedo moverme. Hoy al tratar de cruzar una calle por donde pasan muchos coches, uno me arrolló. Según yo estaba en un lugar seguro llamado cuneta, pero nunca olvidaré la mirada de satisfacción del conductor que hasta se ladeó con tal de centrarme. Ojalá me hubiera matado. Pero solo me dislocó la cadera. El dolor es terrible, mis patas traseras no me responden y con dificultades me arrastré hacia un poco de hierba a la ladera del camino.
Tengo 10 días bajo el sol, la lluvia, el frío, sin comer. Ya no me puedo mover. El dolor es insoportable. Me siento muy mal; quedé en un lugar húmedo y parece que hasta mi pelo se está cayendo. Alguna gente pasa y ni me ve; otras dicen, “No te acerques”.
Ya casi estoy inconsciente; pero alguna fuerza extraña me hizo abrir los ojos. La dulzura de su voz me hizo reaccionar “pobre perrito, mira como te han dejado”, decía… Junto con ella venía un señor con bata blanca, empezó a tocarme y dijo: “Lo siento señora, este perro ya no tiene remedio, es mejor que deje de sufrir”. A la gentil dama se le salieron las lágrimas y asintió. Como puede, moví mi rabo y la miré agradeciéndole que me ayudara a descansar. Solo sentí un piquete de la inyección y me dormí para siempre pensando porque tuve que nacer si nadie me quería...
FIN.




martes, 26 de julio de 2016

Nunca se ponga viejo.


Anciano es quien tiene mucha edad; viejo el que perdió la jovialidad.
La edad causa degeneración de las células; la vejez degeneración del espíritu.
Usted es anciano, cuando se pregunta si vale la pena; usted es viejo cuando sin pensar, responde que no.
Usted es anciano cuando sueña, usted es viejo cuando apenas duerme.
Usted es anciano cuando todavía aprende; usted es viejo cuando ya no enseña.
Usted es anciano cuando se ejercita; usted es viejo cuando solamente descansa.
Usted es anciano cuando todavía siente amor; usted es viejo cuando solamente siente celos.
Usted es anciano cuando el día de hoy es el primero del resto de su vida; usted es viejo cuando todos los días parecen ser el último de su larga vida.
Usted es anciano cuando su calendario tiene “mañanas”; usted es viejo cuando solamente tiene “ayeres”.
El anciano se renueva cada día que termina, porque mientras el anciano tiene sus ojos puestos en el horizonte, por donde el sol despunta e ilumina la esperanza, el viejo tiene su miopía mirando hacia las sombras del pasado.
El anciano tiene planes; el viejo tiene nostalgias.
El anciano lucha lo que le resta de vida; el viejo sufre lo que le falta hasta la muerte.
El anciano lleva una vida activa, llena de proyectos y plena de esperanzas.
Para él el tiempo pasa más rápido, y la vejez nunca llega. Para el viejo, sus horas se arrastran, destruidas de todo sentido.
Las arrugas del anciano son más bonitas, porque fueron marcadas por la sonrisa; las arrugas del viejo son feas, porque fueron marcadas por la amargura.

En definitiva, el anciano y el viejo pueden tener la misma edad en el calendario, pero edades diferentes en el corazón.
Que usted, anciano, viva una larga vida, pero nunca se ponga viejo.
Puedes ser joven y sin embargo estar viejo!!!




Cuando alguien te ama.





Cuando alguien te ama, también es paciente contigo.
Cuando alguien te ama, toma las circunstancias de tu vida y las usa de una forma constructiva para tu crecimiento.
Cuando alguien te ama, está de tu parte; quiere verte madurar y desarrollarte en el amor.
Cuando alguien te ama, no derrama su ira contigo por todos los "errores" que cometes, aunque sean muchos.
Cuando alguien te ama, sufre profundamente cuando ve que te desvías del camino, pero espera confiadamente hasta que puede orientarte a que sigas la senda correcta.
Cuando alguien te ama, sigue confiando en ti cuando ni siquiera tú confías en ti mismo.
Cuando alguien te ama, nunca te dice que eres un caso perdido; más bien trabaja pacientemente contigo y te corrige de tal manera que es posible que te cueste entender la profundidad del cuidado que tiene por ti.
Cuando alguien te ama, nunca te abandona aunque muchos de tus amigos lo hagan.

Cuando alguien te ama, se queda a tu lado cuando llegas al fondo de la desesperación y se pone en evidencia lo que realmente eres. Pero no te juzga, sino que te sigue viendo como una persona hermosa, digna y llena de valor y significado.
"Cuando alguien te ama de esa manera, te está demostrando el mayor de todos los dones, el perfecto e incondicional amor de Dios".




sábado, 23 de julio de 2016

La herencia que les dejó a sus hijos.


Hermosas Reflexión
El Jarrón de Papá.
Hasta donde me alcanza la memoria, aquel jarrón siempre estuvo en el suelo del cuarto de mis padres, junto a la cómoda. Antes de irse a la cama, papá se vaciaba los bolsillos y echaba en el jarrón todas las monedas, las cuales aterrizaban en su interior con un alegre tintineo cuando estaba casi vacío. Más adelante, el sonido iba convirtiéndose en un golpe sordo, según iba llenándose. Yo me agachaba delante del jarrón y admiraba los círculos de cobre y plata que brillaban como el tesoro de un pirata cuando el sol entraba por la ventana de la habitación.
Cuando el jarrón estaba lleno, papá se sentaba a la mesa de la cocina y hacía paquetes con las monedas para llevarlos al banco. Siempre que íbamos al banco se reproducía la misma escena. Colocábamos las monedas entre papá y yo, apiladas cuidadosamente en una pequeña caja de cartón en el asiento de su vieja camioneta. Todas y cada una de las veces, papá me miraba con esperanza en los ojos.
- Estás monedas te salvarán de la fábrica de textiles, hijo. Vas a hacerlo mejor que yo. No vas a quedarte atrapado en esta vieja ciudad industrial.
Además, todas y cada una de las veces en el banco, mientras deslizaba por el mostrador la caja con paquetitos de monedas hacia el cajero, decía con orgullo:
- Son los ahorros para la universidad de mi hijo. Él no va a trabajar toda su vida en la fábrica como yo.

Celebrábamos cada ingreso en el banco tomándonos un helado de cucurucho. Yo siempre pedía chocolate, papá pedía de vainilla. Cuando el dependiente de la heladería le daba el cambio, papá me enseñaba las monedas que tenía en la palma de la mano.
- Cuando lleguemos a casa, empez­are­mos de nuevo a llenar el jarrón.
Siempre me dejaba que tirara las primeras monedas al jarrón vacío. Cuando rebotaban con un breve y alegre tintineo, nosotros sonreíamos.
- Irás a la universidad, me decía. Yo me encargaré de eso.
Los años pasaron, acabé la universidad y empecé a trabajar en otra ciudad. En una ocasión, estando de visita en casa de mis padres, hice una llamada desde el teléfono de su habitación y vi que el jarrón ya no estaba. Había cumplido con su objetivo y después lo habían quitado. Se me hizo un nudo en la garganta al mirar hacia el lugar junto a la cómoda donde siempre había estado el jarrón. Mi padre era hombre de pocas palabras y nunca me dio lecciones sobre el valor de la determinación, la perseverancia y la fe. Aquel jarrón me había enseñado esas virtudes con mucha más elocuencia de lo que podrían haberlo hecho las palabras más rimbombantes.
Cuando me casé, le hablé a mi mujer, Susan, sobre el relevante papel que había desempeñado en mi vida aquel humilde jarrón. Para mí era algo que definía, más que ninguna otra cosa, lo mucho que me había querido mi padre. Daba igual lo difíciles que se pusieran las cosas en casa, papá seguía tenazmente echando monedas al jarrón. Incluso durante un verano en el que lo suspendieron temporalmente de su empleo y mamá se vio obligada a prepararnos patatas viudas varias veces por semana, no se le escatimó al jarrón ni una monedita. Al contrario, cuando papá me miraba desde el otro lado de la mesa, echándole cátsup a mis patatas para hacerlas más tragables, se convencía más que nunca que debía labrar un futuro para mí.
- Cuando termines la universidad, hijo, me decía, nunca más volverás a tener que comer patatas viudas, a no ser que quieras hacerlo.
Las primeras Navidades después de que naciera nuestra hija Jessica, pasamos las vacaciones con mis padres. Después de la cena, mamá y papá se sentaron el uno junto al otro en el sofá, turnándose para mecer a su primera nieta. Jessica se puso a lloriquear y Susan la cogió de los brazos de papá.
- Probablemente haya que cambiarla, dijo, llevándose a la bebé a la habitación de mis padres para cambiarle el pañal.
Cuando Susan volvió a la sala, había un extraño brillo en sus ojos. Volvió a poner a Jessica en los brazos de papá, para después cogerme de la mano y llevarme en silencio a la habitación.
- Mira, me dijo en voz baja, señalando con los ojos el lugar junto a la cómoda. Para mi sorpresa, allí estaba, como si nunca lo hubiesen quitado, el viejo jarrón, con el fondo ya repleto de monedas.
Caminé hacia el jarrón, me hurgué en el bolsillo y saqué un puñado de monedas. Embargado por emociones diferentes, las dejé caer en el jarrón. Al levantar la vista, vi que papá, trayendo a Jessica con él, se había colado en silencio en el cuarto. Nuestras miradas se cruzaron y en ese momento supe que él estaba sintiendo lo mismo que yo aunque ninguno de los dos podía hablar...
La herencia que les dejó a sus hijos no consistía en palabras ni en posesiones, sino en un secreto tesoro, el tesoro de su ejemplo como hombre y como padre.