Siempre que te venga la idea negativa a la cabeza de tener miedo a la soledad, entonces, repítete a ti mismo que la vida es bella porque es un don divino. Llena tu mente con creatividad, palabras bonitas, imágenes que te den paz. Tú eres lo más importante, recuérdalo siempre. Y por sobre todas las cosas: Dios te ama.
Has sido creado por Su amor, eres una criatura única e irrepetible y hay júbilo en la naturaleza y en el mundo por ti. Procura encontrar tu lugar y tu misión en el mundo. Encamina tus pasos a hacer el bien, a brindar amor, a llevar alegría y esperanza a los que no la tienen… y así encontrarás la tuya.
Recuerda siempre que acá estamos “de paso” y así no te preocuparás por acumular bienes materiales ni por el apego a las cosas. Lo importante de esta vida es transitar el sendero que nos lleve al reino prometido por Jesús.
Vive sembrando, y al final de tu vida la cosecha será abundante y el premio será inigualable.
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