sábado, 19 de marzo de 2016

Padres con Alzheimer.


Los hijos de personas con Alzheimer sabemos algo que los demás desconocen. Sabemos que, a pesar del dolor, la lucha, las lágrimas y las noches sin dormir, tener un padre con Alzheimer resulta maravilloso.
Los hijos conocemos la pérdida. La pérdida de un modelo de vida, de un consejero, de un confesor, de un amigo, de un maestro, de un regazo suave y acogedor ... Conocemos el miedo y la impotencia de intentar desesperadamente ayudar a tu padre para quitarle el sufrimiento ... Sabemos lo que es pensar en el futuro y ser consciente de que quizá será mucho más duro de lo que imaginamos

Pero también sabemos otras cosas ... Sabemos lo que es mirar a tu padre acurrucado con la piel fina como el papel y los ojos cerrados y aun así sentir un amor inconmensurable y sincero al pensar que es el ser más especial del mundo.
Sabemos lo que es encontrar la felicidad en las pequeñas cosas,como cuando por fin te mira a los ojos y sonríe ... sentarse y tomar su mano durante horas ... Sabemos lo que es querer tanto a alguien hasta el punto de dar cualquier cosa por verle sano y feliz ... lo que es darse cuenta, por fin, de que en realidad no importa si tu padre tiene dificultades de memoria o problemas de comunicación o si le cuesta caminar… porque siempre que mi padre viva, lo demás da igual.
Sabemos que por muy frustrado que estés cuando tu padre llore o grite o tire las cosas o diga cosas que duelen, sigue habiendo una parte de ti que recuerda cuando tú mismo no eras lo suficientemente fuerte para llorar y no sabías si podrías gritar o tirar cosas o a ir de un lado a otro .. Sabemos que cada paso, sea como y cuando sea, es una celebración.
Pueden pasar muchas cosas a unos hijos les costará más que a otros. Algunos lucharán más y tendrán que recorrer un camino más tortuoso. Pero lo que siempre sabrán -lo que ni médicos ni enfermeros ni familiares ni amigos ni el resto de hijos podrán entender de verdad- es que cuando miren a su padre (a su admirado, querido e increíble padre) verán a un guerrero, a un padre que ha luchado sin descanso por superar mucho más de lo que nadie puede imaginar, y que ser su hijo es lo mejor que te podría haber pasado nunca.
Puede que tener un padre con Alzheimer sea una de las cosas más duras que me han ocurrido en la vida. Pero puede que también sea una de las mejores.




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