Cuando éramos novios, mi marido me hizo una pregunta que todos deberíamos hacernos antes de casarnos: "En un matrimonio, quién está primero: ¿los hijos o el esposo?".
La verdad es que no dudé en mi respuesta. Mi mamá me enseñó toda la vida que el marido tiene que ser lo primero, que un matrimonio crece cuando se cuida a tu pareja como lo más importante y que eso hace que los hijos estén bien al ser testigos de su amor.
Para mi sorpresa, fue justo la respuesta que mi ahora esposo estaba esperando.
De niña tuve un gran ejemplo. Mis papás siempre se daban el tiempo para ellos, decían que al final se quedarían solos y que debían cultivar su relación.
Los planes no salieron como ellos pensaban. Mi papá falleció hace 7 años, mucho antes de quedarse solos como pareja así que fue una gran fortuna el que siempre se dieran su tiempo. De no haberlo hecho mientras crecíamos, no habrían tenido oportunidad de disfrutarse.
Muchas veces escucho comentarios como: "Ahora no tenemos tiempo para nosotros", "estamos muy cansados para salir solos", "ya tendremos nuestro tiempo cuando los hijos crezcan", "de cualquier forma nos vemos todo el tiempo",... ¡Señal de alerta! El amor se cultiva todos los días, te decides a amar a cada momento y nunca tenemos la seguridad de un mañana.
No se trata de dejar a un lado a los hijos ni de ser egoístas. No vamos a irnos al cine en pareja mientras nuestra hija está en el escenario en el festival que nos preparó para el día de la madre o el padre. Dar muestras de afecto a nuestra pareja, darle atención, mostrarle respeto, tomar desiciones en conjunto, tener un espacio sólo para los dos... ¡Eso es poner primero a tu esposo!
La verdad es que en la práctica no ha sido muy sencillo llevarlo acabo. Muchas veces es más fácil sentir amor por un hijo chiquito que es toda ternura que por el marido. Pero el mejor regalo que podemos darle a los hijos es enseñarles, con nuestro ejemplo, el amor que debe existir y vivirse en un matrimonio.
Valorar a nuestra pareja, querer a nuestros hijos y encontrar tiempo para nosotros mismos hace un matrimonio fuerte y una familia feliz. Si queremos construir algo, necesitamos cimientos fuertes, y es por eso que la relación con mi marido tiene que ir delante de mis hijos.
A nuestros hijos debemos formarlos y prepararlos para poder tomar sus decisiones y buscar su felicidad, incluyendo quizá el encontrar al amor de su vida. ¡Qué mejor que cuando lo hagan puedan tener el testimonio de amor de sus padres, el ejemplo de ayuda mutua y comprensión, así como de respeto y amor que los ayudó a superar todas las adversidades!
Si amas a tus hijos, dales el mejor regalo: ama a tu pareja. Recuerda, los hijos nos observan todo el tiempo. Ellos seguirán nuestro ejemplo, no nuestro consejo. Así que vive el matrimonio que deseas para tus hijos y tus hijas, ellos buscarán lo que vivieron en casa.
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