Preparándonos para las fiestas de Navidad, estaba con unos amigos y me preguntaban sobre lo que se debía hacer para que ésta fuese verdaderamente cristiana.
Lo primero - les sugerí- es tener una disposición orientada a todo lo bueno, a todo lo que construye, a todo lo que da alegría. Cristo y su nacimiento es la razón de tu alegría.
- Comienza tu día con una oración reflexionando en el sentido del tiempo de adviento que es la preparación inmediata para la celebración de la Navidad.
Haz un propósito - aunque sea pequeño - que te lleve a pensar en los demás.
- Escribe un mensaje de Navidad a una persona de la que estés alejado. Piensa qué persona pobre o necesitada requiere un detalle de cariño tuyo.
- Si tienes una empleada de servicio no esperes la Navidad para darle un regalo. Dile ahora mismo cuánto aprecias el trabajo que hace por ti. Si trabajas y tu empresa hará una fiesta, escoge unas estampas con el nacimiento y escribe en ellas “No te olvides de Jesús en esta Navidad”, y regálalas el día de la fiesta a todos los que puedas.
- ¿Tuviste un año difícil con un empleado, un amigo o tus hijos? Sería bueno que pidieras perdón e hicieras las paces. ¿Hay en tu corazón alguna espina contra alguien que no te apreció, te hirió o te ignoró? Sería maravilloso recomenzar.
- Invita a un amigo que esté solo para que venga a tu casa o visítalo. Procura en estos días enfocar más tu atención al regalo de la paz que a los regalos materiales que tienes que dar.
- Puedes también hacer una lista de tus defectos de carácter que no quieres que te dominen y que se los ofreces hoy al Niño Dios. En esta Navidad, tómate un tiempo para apreciar más a tu familia y evoca momentos felices.
- Además del árbol de Navidad elabora un pesebre o nacimiento. Lee en familia el pasaje del nacimiento de Jesús que aparece en el Evangelio de San Lucas, y
- Finalmente, si alguien de tu familia no vive su fe como debiera, no le obligues ni te enojes. La mejor forma de hacer apostolado es con tu comportamiento.
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