Oremos por los Sacerdotes.
Si el sacerdote es apuesto: ¿Qué desperdicio, por qué no se casó?
Si es feo: ¡pobre, no encontró con quien casarse!
Si anda vestido de civil: es un mundano!.
Si lleva el traje clerical: es un conservador tradicionalista.
Si usa las redes sociales: Es un perezoso que no tiene nada que hacer.
Si no las usa: Que atrasado, sus ovejas están también en la red.
Si no trata a la gente con mucho cariño: ¡que frialdad que irradia!
Si trata con amabilidad: tiene intenciones dudosas.
Si se deja el pelo largo: ¡estos curas revolucionarios!
Si lo tiene corto: ¡qué anticuado!
Si se queda en la casa parroquial: no visita a las familias.
Si hace algunas visitas: ¡nunca se encuentra en la parroquia!
Si se compra algo: tira nuestro dinero por la ventana.
Si no lo hace: Esa falsa humildad, da pena.
Si bautiza y casa a todo el mundo: le gusta derrochar los Sacramentos.
Si insiste en la preparación previa: pone un montón de trabas a la gente
Si no saluda: es un amargado.
Si sonríe y saluda: es un payaso que quiere llamar la atención.
Si renueva la parroquia: ¿qué ocurrencia tiene ahora?
Si mantiene todo igual: Esta parroquia no avanza
Si predica 20 minutos: ¡como aburre, no termina de hablar nunca!
Si su homilía es breve: no explica bien las cosas. ¿cuál es su prisa?
Si habla con voz fuerte: se cree actor, lo hace para llamar la atención.
Si lo hace en tono natural: no se le escucha, no sabe hablar!
Si toca problemas sociales: se está metiendo en política.
Si habla de la contemplación: siempre esta volando y no aterriza
Si anda solo: no comparte con nadie!
Si conversa con los hombres: será machista o raro.
Si conversa con las mujeres: está enamorado y ya pronto cuelga sotana!
Si se ocupa de los niños: puede que sea abusador.
Si es joven: no tiene experiencia, quien lo va escuchar?
Si es viejo: debería pedir su jubilación y largarse ya!
SI PONE FOTOS SUYAS: ES UN VANIDOSO Y ENGREIDO
SI NO LAS PONE: HA DE TENER BAJA AUTOESTIMA
Pero... si llega a irse o a morir: ¡todos le lloran y hablan maravillas de él!
No tenemos el camino fácil el trabajo es tanto, somos tan pocos y con tan poca fama. Hoy es más popular ser cualquier cosa que sacerdote. Somos tan públicos como el pueblo mismo. Llevamos una carga pesada y dulce, una Cruz que se llama "Pueblo de Dios". Hacemos las cosas lo mejor posible o por lo menos hacemos las cosas que no muchos hacen. Nos piden educar hijos, hijos que nosotros renunciamos a tener. Nos piden arreglar matrimonios cuando no sabemos ni lo que es recibir una comida caliente en casa. Nos piden solucionar problemas de los demás cuando humanamente a veces ni podemos con los nuestros. Ahora la palabra de un sacerdote queda en duda, se le cree más al merólico de la calle que al cura. Admiro a los seminaristas que en esta jungla aún tienen sueños en ser sacerdotes. Y les digo: Vale la pena, claro que lo vale.
Los sacerdotes somos seres humanos escogidos por Dios para ser pastores. Algunos son santos, otros no lo somos tanto. Pero si quieren hacer algo para ayudarnos, oren por nosotros y colaboren con nuestro ministerio. Si te consta que un sacerdote anda atado en graves pecados, habla personalmente con él o ve con el obispo que es su padre espiritual para que reciba ayuda, pero no andes hablando de él públicamente. Dale gracias a Dios que a través del sacerdote, Cristo llega a ti para darte vida en los sacramentos.
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