domingo, 31 de julio de 2016

ENTRE EL CIELO Y EL INFIERNO.


Una antigua leyenda judía, recogida por Irvin D. Yalom, narra cómo un día hablaban el Señor y un rabino sobre el cielo y el infierno y el Señor decidió mostrarle ambos.
Llegaron al infierno y al principio el rabino no podía entender la escena que sus ojos veían. Había en el centro de una gran sala una mesa llena de los más exquisitos manjares, eran espléndidos para la vista y se adivinaban exquisitos para el paladar. Alrededor de la mesa se veían unas personas con aspecto famélico y desfallecido que llevaban en la mano una larga, larguísima, cuchara con la que podían alcanzar hasta las viandas más alejadas. ¿Por qué, entonces, ese aspecto tan macilento? 
Fijando su atención aún más, el rabino comprendió el motivo: el tamaño de las cucharas era suficiente para llegar hasta la comida y para cogerla pero era excesivo a la hora de girar el brazo y llevársela a la boca.

Luego condujo al rabino al cielo y éste se llevó una gran sorpresa cuando observó que la escena que allí se vivía era muy parecida a la que había visto en el infierno, pero con una diferencia: aquí las personas que estaban sentadas alrededor de la mesa eran personas saludables, que sonreían mientras degustaban con placer aquellos alimentos tan bien dispuestos. 
Las cucharas tenían las mismas dimensiones que las que tenían los comensales del infierno, pero aquí había una diferencia: las personas habían aprendido a darse de comer unas a otras.




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