viernes, 17 de abril de 2015

No hay mejor momento para ser felices que ahora.

Tenemos edificios más altos, pero templos más pequeños.
Autopistas más anchas, pero puntos de vista más estrechos.
Gastamos más dinero y tenemos cada vez menos.
Compramos más y disfrutamos menos.

Tenemos casas más grandes y familias más pequeñas.
Cosas más convenientes pero menos tiempo.
Más educación y menos sentido.
Más conocimiento y menos juicio.
Más expertos y mayores problemas.
Más medicinas y menos bienestar.

Tomamos mucho, fumamos mucho, gastamos sin medida, reímos muy poco.
Manejamos muy rápido y nos enfurecemos demasiado rápido.
Nos acostamos muy tarde y nos levantamos muy cansados.
Casi no leemos, vemos demasiada TV y casi nunca oramos.

Hemos multiplicado nuestras posesiones pero reducido nuestros valores
Hablamos demasiado, amamos muy poco y mentimos casi todo el tiempo.
Hemos aprendido a ganarnos la vida pero no a disfrutarla.
Le hemos sumado años a la vida y no vida a los años.
Hemos ido y vuelto a la luna, pero no podemos cruzar la calle
para conocer a un vecino.
Hemos conquistado el espacio exterior pero no el interior.
Hacemos cosas más grandes pero no mejores.
Hemos limpiado el aire pero no el alma.
Hemos dividido el átomo pero no a nuestros prejuicios.
Escribimos mucho pero aprendemos poco.
Planeamos mucho pero conseguimos muy poco.
Hemos aprendido a hacer las cosas más rápido, pero no a tener mas paciencia.
Tenemos ganancias más altas pero moral más baja.
Tenemos más alimento pero menos paz.

Construimos más computadoras para guardar mas información, para producir más copias que nunca, pero nos comunicamos menos.
Cada vez tenemos más cantidad y menos calidad.
Esta es la época de la comida rápida y de la digestión lenta.
Hombres altos pero de carácter bajo.
Profundas ganancias y relaciones superficiales.
Es la época de la paz mundial y la guerra doméstica.
Más tiempo y menos diversión.
Más tipos de comida y menos nutritivas.

Ahora tenemos ingresos conjuntos y más divorcios.
Cosas más bellas, pero más hogares rotos.
Esta es la época de viajes rápidos, pañales desechables, moralidad
en decadencia, pasiones de una noche, cuerpos con sobrepeso, pastillas que hacen todo, desde alegrarte hasta calmarte y matarte.
Esta es la época donde tenemos todo en la exhibición y nada en el inventario.

Nos convencemos a nosotros mismos de que la vida será mejor después de casarnos, después de tener un hijo, y entonces después de tener otro. Luego nos sentimos frustrados de que los hijos no sean lo suficientemente grandes y que seremos felices cuando lo sean; después de eso nos frustramos porque son adolescentes (difíciles de tratar).
Ciertamente seremos más felices cuando salgan de esta etapa.

Nos decimos que nuestra vida estará completa cuando a nuestro esposo
le vaya mejor, cuando tengamos un mejor carro o una mejor casa, cuando nos podamos ir de vacaciones, cuando tengamos mas dinero, cuando estemos retirados.

La verdad es que no hay mejor momento para ser felices que ahora.
Si no es ahora, cuándo? La vida siempre estará llena de retos, es mejor admitirlo y decidir ser felices de todas formas.


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