Nunca dejes de sonreír, ni siquiera cuando estés triste, porque nunca sabes quién se puede enamorar de tu sonrisa.
Conviértete en una mejor persona y asegúrate de saber quién eres antes de conocer a alguien más y esperar que esa persona sepa quién eres.
Solo porque alguien no te ame como tú quieres, no significa que no te ame con todo su ser.
No te aferres a las personas que amas. Si las amas de verdad, permíteles ser libres, volar con sus propias alas, crecer como seres humanos.
Predica con el ejemplo. Si quieres ser amado, ama tu primero.
Dile hoy mismo a tu pareja (presente o futura, la tengas o no) “Te quiero no solo por quien eres, sino por quien soy cuando estoy contigo”.
Puedes ser solamente una persona para el mundo, pero para una persona tú eres el mundo.
Aprende a aceptar y respetar al otro como “legítimo yo” en la convivencia.
Quizá Dios quiera que conozcas mucha gente equivocada antes de que conozcas a la persona adecuada, para que cuando al fin la conozcas sepas estar agradecido.
No llores porque ya se terminó, sonríe porque sucedió.
Siempre habrá gente que te lastime, así que lo que tienes que hacer es seguir confiando y solo ser más cuidadoso en quién confías de ahora en adelante.
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