¡Estaba ante mis ojos! Feliz de aquél encuentro comencé a frotarla y el genio estaba ante mí! Pude sentir tal poder asombroso y con una voz que penetró mis sentidos me dijo ” pídeme tres deseos”. En lo más profundo de mis pensamientos pedí el primero: Voluntad: para emprender el camino, para librar mis miedos y para que mis ideas se plasmen en la realidad. Cuál es el segundo deseo? “exclamó” y yo le respondí. Entusiasmo: una poderosa energía intangible responsable de numerosas sonrisas y ganas de salir adelante; una barrera impenetrable a la tristeza. Pídeme tu último deseo, y yo sintiéndome en las nubes le dije. Perseverancia: para levantarme cada vez que fracase en el intento, para ganar la guerra aún habiendo perdido en las batallas. Desde aquel momento supe que esa lámpara ¡ siempre estuvo en mi cabeza¡¡
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