jueves, 10 de septiembre de 2015

El camino de ser tu mismo.

Hay dos maneras de caminar por este mundo. Saber hacia donde quieres ir o desconocerlo dejando que otros te lleven a destinos inciertos, en cuyo caso también podrías convertirte en la causa del tropiezo de los demás.

Es aconsejable no enredar a nadie en tu camino. ¿Para qué controlar los pasos de los demás? ¿Qué sentido tiene saberse en un laberinto y forzar a otros a que se metan?

Es tan bello ver el camino del maíz hacia la generación de su fruto. Nadie osa intervenir en el aparente trayecto del sol por los cielos... y todo va bien. Ellos saben su camino. ¿Para qué intervenir y forzar el camino de un ser humano? ¿Acaso no es parte del ecosistema?

Mejor es mirar bien la semilla que uno trae. Discernir todos sus elementos. Te será útil saber que entre la maraña de deseos artificiales hay uno que inspira la voluntad y da sentido a la propia existencia.

Los deseos artificiales son semillas ajenas plantadas por la familia, por aquella madre posesiva o padre emperador, también lo hace la religión, las escuelas, los publicistas, tu propia pareja sentimental...

Olvídate de todas esas obligaciones, necesidades inventadas e imposiciones que causan frustración. La semilla verdadera está Llena de amor, de posibilidades positivas para todos. Ella te llevará por el buen camino. El camino de ser tu mismo.

Ahí hay regeneración, una expresión sana y transformadora que impulsa a elevar tus más brillantes virtudes en cada palabra y acción concreta. No dejes que te pierdan y no pierdas a nadie, pues tu destino es en su esencia humano, esto es, precioso, valioso y pleno de bondades.


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