La vida es una larga escalera
que a veces con tropiezos, debemos subir.
Pero siempre hay descansos para meditar,
para evaluar lo alcanzado y tomar
aliento, para subir el siguiente escalón.
Nada se obtiene de la noche a la mañana,
todo se construye día a día, no se trata
de realizar esfuerzos gigantes.
Con la ayuda del Todopoderoso,
con empeño y pequeñas disciplinas cotidianas,
podemos llegar tan lejos como deseamos.
Ante todo debemos mirar hacia adelante
sin prevenciones. De cada error
debemos sacar una enseñanza.
Lo mejor es poner la frente en alto
para dejar atrás la adversidad
y con optimismo mirar hacia el futuro.
Debemos valorar y agradecer a Dios
tantas cosas valiosas que tenemos,
no tanto en lo material, pues puede
ser pasajero, más importante son
nuestros valores espirituales,
nuestras almas generosas, la familia
que conformamos y nuestros cinco
sentidos para poder trabajar.
Miremos pues, cuántos caminos
nos quedan por recorrer y cuántas metas
tenemos aún por alcanzar.
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